1492- La Rendición de Granada.

La Rendición de Granada – El 2 de enero de 1492.

 

Francisco Pradilla y Ortiz (1848 – 1921) – ‘La Rendición de Granada’ – 1882.

Tamaño: 330 cm de alto y 550 cm de ancho.

El pintor reproduce el momento en que el Emir musulmán Boabdil entrega la llave de su reino a la Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón.

Unas consideraciones personales:

Unas palabras eternas…

    

      Aquel cuadro de pintura de Francisco Pradilla y Ortiz llamado « La rendición de Granada » relata un momento clave de la historia de España. Narra lo que pasó el 2 de enero de 1492, o sea el fin del dominio político árabe en la península ibérica. Se está acabando el largo proceso de la Reconquista y con esa pintura, estamos viviendo los últimos segundos del último reino musulmán de la extinta Al-Ándalus, el de Granada.

     Cuando este cuadro se me viene a la memoria, tengo la imagen de un diálogo que se ha fijado en el tiempo entre Boabdil, el Rey musulmán nazarí (a la izquierda) y Fernando de Aragón (a la derecha). Se hablan entre sí y el gesto que esboza Fernando parece como un gesto de cortesía. Le dice algo como « ¡No se moleste! ¡No se apee! ». El Rey Fernando lo contiene de cierta manera para mantener la relación de rey a rey y no de vencedor a vencido. Se deduce que quiere evitarle la deshonra. Es la primera impresión que tengo.

 

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      Se nota que el Rey Fernando no tiene el brazo tendido para coger las llaves de las manos de Boabdil. Por lo tanto, esta señal que hace con la mano expresa cierta forma de consideración.

 

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A lo lejos, la Alhambra…

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      El palacio de la Alhambra está a lo lejos y tiene una doble dimensión. Aparece como el refugio alejado de todo, un sitio encaramado en lo alto de una loma y esa distancia nos da la impresión de que es un lugar sin dueño, un lugar deshabitado. Por otra parte, la Alhambra tiene pinta de promesa, de proyecto como un reto que se está planteando a los protagonistas. Esa doble cara le da al palacio mayor belleza y cierto protagonismo histórico. Ocupa un espacio peculiar : está en lo alto como para recordar lo que se ha perdido, para recalcar lo que está en juego en este encuentro, para realzar también el valor simbólico del palacio. Durante el tiempo de aquella entrega de llaves, por primera vez en su historia y durante unos minutos, la Alhambra se queda sin dueño.

 

 

Ya se ha dado por vencido…

     Me emociona la mirada de Boabdil. ¡Míralo! Se le ve con unos ojos muy abiertos, como platos, saltones y centrados en lo que le está diciendo el Rey Fernando. Parece sorprendido por lo que acaba de oír. Reacciona como si hubiera metido la pata en algo.

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      Se dirige hacia el Rey Fernando para entregarle las llaves de Granada como si un niño entregara a su padre el juguete que acaba de romper. Lo sigue un séquito reducido, una tropa menguada y se le ve con escasas pertenencias. Siente que él mismo se entrega solo y que avanza con cierta culpabilidad y molestia, y con un ápice de prontitud. Se diría que ya ha aceptado su nueva condición, ya se ha dado por vencido.

     Se ha vestido de negro. Está montado en un caballo negro que parece tener la cabeza gacha. No desprende tanta tranquilidad como los Reyes Católicos. Siente cierto malestar que no consigue dominar. Se nota que no anda por el camino trazado. Está en el camino, pero fuera del rumbo a la Alhambra. No sigue el derrotero sino que lo ataja marcando así una ruptura de mucho valor simbólico.

 

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Isabel, figura imponente y testigo…

     La Reina Isabel mantiene una postura tan tiesa como la del caballo en el que monta: los vencedores no agachan la cabeza. No tiene ánimo para hablar y hace de testigo. Tiene la mirada centrada en lo que está pasando y no quiere perderse ni un segundo de la ceremonia.

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      Concentra en sí misma mucha luz. Salta a la vista el color blanco de la capa de armiño que lleva en los hombros, lo cual la hace más visible. Le dota de mayor volumen y engrandece su papel. El color blanco de su caballo que lo hace imponente le aporta grandeza a la Reina y remite al inmenso poder que ella misma simboliza.

     El manto brocado con piedras y perlas, esa corona que resplandece y la presencia del cetro reafirman su papel y nos recuerdan que lo que se está desarrollando ante nuestra mirada tiene que ver con la Historia. Le dan al momento que se vive mayor profundidad histórica.

 

Los ojos de la Historia…

    

      Yo diría que la Reina presencia los acontecimientos para comprobar que todo pasa según lo acordado, como lo han arreglado con el Sultán nazarí. Ella representa los ojos de la Historia. Se queda atrás, en un segundo plano, respecto a los dos protagonistas marcando así cierta distancia para observar mejor la escena. Ella está considerando el asunto. Esta postura le concede aún más importancia a aquella entrega de llaves. La mirada fría que ella le echa al Rey musulmán le proporciona mayor solemnidad a lo que estamos viviendo.

       La Reina Isabel mira detenidamente la escena para decirnos que estamos viviendo un momento clave de la historia de España, un giro de suma importancia. Todo pasa como si su mirada, la de los mozos, la de Fernando y del gentío que los rodea nos llevaran al centro del cuadro, o sea a la entrega de las llaves. La mirada de los personajes dirige la nuestra y, por supuesto, enfoca el acontecimiento histórico de la renuncia del Sultán nazarí.

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¡Que se acerque él!

     La figura del Rey Fernando destaca por su color rojizo y por su postura que lo hace muy visible. Está casi en el mismo centro del cuadro, pero no se ha atrevido a pasar por encima de las marcas que han dejado las carretas y que son, bajo las pinceladas del pintor, las líneas que separan los dos bandos.

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      El color rojo de sus ropajes y el de su caballo remite a la idea de poder. La potencia, la fuerza, las tiene él en sus manos. Eso está muy claro.

     Tanto el Rey Fernando como la Reina Isabel no se acercan al Sultán Boabdil: el caballo del Rey Fernando está inmóvil como una estatua con las patas delanteras juntas y el de la Reina se está colocando mejor anunciando así la inminencia de la renuncia del sultán. Se han quedado a la vera de un camino esperando a que el vencido se les acerque y les entregue lo debido. Es un signo de sometimiento y dominación. Como sucede en cualquier conflicto, el destino de los vencidos siempre depende del vencedor que fija las reglas y espera a que vengan a servirle. Así es como suelen apreciar los reyes sus victorias.

 

¡Ya no lo apoyan!

     El caballo de Boabdil avanza hacia los Reyes Católicos: es el recorrido del perdedor, son los pasos amargos, eternos del que se rinde, del que ‘se ha cortado la coleta’. ¿Qué sabor tendrían esos pasos hacia la renuncia total? Al dirigirse hacia los Reyes Católicos, Boabdil deja atrás lo suyo, deja también a los suyos en la estacada, cruza el camino que solía llevarlo a su palacio. Son rupturas desgarradoras que se suceden en apenas unos segundos y que hunden al Sultán. Ahora, se le ve en una profunda soledad.

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     El pintor escogió presentarlo sin su gente alrededor suyo. No forma un conjunto con su pueblo del cual se ha apartado. Se le imagina, por lo tanto, fragilizado y se puede considerar que el Sultán ya no se beneficia del apoyo de los suyos, que el bando musulmán ya no cree en su rey. Dicen los historiadores que Boabdil hizo las paces con los Reyes Católicos a espaldas de su gente. El pintor Francisco Pradilla y Ortiz lo sugiere en este cuadro.

     Boabdil está cruzando el camino de la derrota para pasar al otro lado donde están los vencedores. Lo está haciendo a solas acabando así, con esos pasitos, con casi ocho siglos de presencia política musulmana en España.

 

Deslumbran al bando musulmán…

     El pueblo del sultán Boabdil ya no cuenta. Se ha difuminado bajo el pincel del pintor. Sólo quedan de él unos cuantos hombres, los únicos hombres que siguen apoyándolo. Al sultán le han arrebatado su pueblo. El pintor ha escogido sugerir lo débil que está al quitarle fuerza militar y política, al restarle esplendor e importancia, al reducirlo a un rey desprovisto de apoyo, un rey vencido, hundido por lo que le está pasando.

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     En cambio, el ejército de los Reyes Católicos descrito con pelos y señales le planta cara a lo poco que queda del bando musulmán. Se ha desplegado a lo largo del camino señalando así su entera capacidad para seguir adelante en el enfrentamiento. Esos soldados montados a caballo deslumbran, causan una verdadera sensación, impactan, asustan. Forman una masa compacta, unida más de la cuenta. Los Reyes Católicos ostentan el gran poder que tienen y alardean de su fuerza de ataque que parece descomunal. Se ven lanzas, caballos y armaduras.

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     Se podría decir que los soldados del bando católico están haciendo el amago de aplastar a los nazaríes. De esas fuerzas dispuestas a acometer contra el enemigo se desprende una inmensa presión militar.

 

Humillación, humillación…

     Me choca ver a tantos soldados, a tantas mujeres, a tantos cortesanos, y hasta a esos mozos de baja condición que además, ocupan un lugar destacado, asistir a una ceremonia cuyo protocolo ya se había preparado mucho antes de aquel 2 de enero. Han llamado a la flor y nata de la sociedad, han juntado a toda la familia además de los servidores. Se ve a gente muy bien trajeada y por su postura, muy engreída. Aquí, aflora el orgullo de los Reyes Católicos que presiden un amplio cortejo.

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     Ya se sabe que la entrega de la llave fue un arreglo entre los dos bandos. Fue un asunto de unos segundos. Pero, me estoy preguntando: ¿se necesitaba a tanto gentío para tal clase de ceremonia? Parece que todo está hecho para realzar la importancia del momento al convertir a Boabdil en el blanco de las miradas. Nadie le quita los ojos de encima. Concentra en sí todas las miradas. El sultán pasó vergüenza y el bando contrario se regocijó un montón al ver al rey musulmán decaído, con la moral por los suelos.

     Estoy cayendo en la cuenta de que le jugaron una mala pasada. No se puede negar cierta humillación que le infligieron a Boabdil y que a las claras redundó en beneficio de los vencedores. Tengo esta sensación de que, en esta pintura, le están pisoteando su dignidad. Se hubiera podido arreglar aquella entrega de llave con los únicos protagonistas. El pintor Padilla le da a esa ceremonia otro sesgo, un sesgo a la vez humillante y político. El humillar a Boabdil marca el fin de una larga historia y actuando así, les da brillo a los Reyes Católicos. Es el objetivo de este cuadro.

 

Se adivina el futuro…

     El juntar a tanta gente, a tantas fuerzas armadas sólo se puede explicar por motivos políticos. Al mostrar tanta potencia, los Reyes Católicos dejan muy claro que van a encarar el futuro con mano firme, que las cosas no seguirán igual.

     Nadie hubiera podido montárselo mejor. Los Reyes Católicos han revertido la situación militar y dan a entender que son ellos ahora los que dan la pauta, serán ellos los que llevarán la voz cantante. Para que todos lo tengan muy claro, nos muestran que la dinastía de los Nazaríes ya ha venido a menos y con la rendición de Granada, empiezan otros tiempos. España nace aquel 2 de enero de 1492.

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     En este cuadro, los Reyes Católicos se muestran deseosos de pisar fuerte. Para ellos, la rendición de Granada tendrá que dar lugar a algo nuevo. Será el principio de otra etapa. Lo importante es que la entrega de aquellas llaves tan anheladas cale en la conciencia de los pueblos y con ella, se inicie la labor de la construcción de una identidad y unidad hispanas.

     El cuadro de Francisco Pradilla y Ortiz, se le puede resumir en unas palabras: mostrar el derrumbe político del poder musulmán, afianzar la fuerza militar y política de los Reyes Católicos y anunciar nuevos tiempos católicos.

 

Texte écrit par Bel Bahloul

Correo electrónico: bel.bahloul@laposte.net

 

 

‘Anunciar nuevos tiempos católicos’.
01 El cuadro. ppsbotton
02 El texto de Bel. ppsbotton
03 Unas preguntas. ppsbotton
04 Expresión personal. ppsbotton

 

 

 

La opinión de Nuria:

Nuria Lozano Marne, León, España.

 

Francisco de Pradilla y Ortiz (1848-1921), ‘La rendición de Granada’El 2 de enero de 1492.

     El cuadro « La rendición de Granada » pintado por Francisco Pradilla y Ortiz en 1882 cuenta un momento clave de la historia de España: la caída del último reino musulmán – el de Granada – en manos de los Reyes Católicos y el nacimiento de España como nación. Este acontecimiento que sucedió el 2 de enero de 1492 provocó el fin de la soberanía musulmana en territorio hispano que duró casi ocho siglos y el fin también del largo proceso de la Reconquista.

     Viendo el cuadro, se nota que hay dos bandos: el de los musulmanes encabezados por el sultán Boabdil y el de los católicos encabezados por los Reyes Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla llamados los Reyes Católicos. A lo lejos, se divisa el palacio de la Alhambra.

     Lo que a mí me llama la atención es la imponente corte que rodea a los Reyes Católicos, gente que va muy puesta y se tiene la impresión de que parece que alardea de riqueza. Se ve también a mucha gente armada, lista para darle cara al enemigo. Los colores rojo y blanco sobresalen entre la muchedumbre, lo cual resalta la figura de los Reyes y les concede más autoridad, más protagonismo en el cuadro.

     Da cierto miedo la presencia de los soldados y caballos que van enfilados a la vera del camino. Forman una columna infinita que se pierde a lo lejos. Este derroche de armas y potencia pone de relieve el inmenso poder de los Reyes Católicos que decidieron concentrar una fuerza descomunal para asentar su autoridad.

     Es el Rey musulmán Boabdil el que se desplaza hacia los Reyes Católicos. Está a punto de cumplir con un acto de fuerte valor simbólico: les va a entregar la llave de su reino. Lo tiene todo del rey vencido, derrotado: es él quien se dirige hacia el vencedor que está esperando su premio; se va a deshacer de lo que tanto ama – su reino-; se lo ve casi solo.

     En esta pintura, Boabdil se rinde, se da por vencido. Lo rodea un séquito muy reducido. Todo pasa como si los suyos lo hubieran abandonado en aquel momento tan importante.

   Con la rendición del reino de Granada, se acabó un largo período de dominación musulmana y empezó otro católico. Dicen los historiadores que a partir de aquel dos de enero de 1492, nació España.

 

Aquel día, « nació España ».
05 El texto de Nuria. ppsbotton
06 Verdad – Falso. ppsbotton
07 Unas palabras. ppsbotton
08 ¡Exprésate! ppsbotton
09 El documento del estudiante. ppsbotton

 

 

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Une réponse à 1492- La Rendición de Granada.

  1. Chvrlene4 dit :

    Merci , bravo

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