Tebeo de Quino: ‘El cumpleaños de la abuelita’.
Tebeo coloreado por Marine SAPINO, alumno del Instituto La Versoie (Francia-74).
Viñeta n°1:
Viñeta n° 2:
Viñeta n°3:
Viñeta n°4:
Viñeta n°5:
Los documentos:
Tania nos cuenta la verdadera historia.
Tania Vera, junio de 2021.
Mi vecina Anita Montero Castillo murió al día siguiente de su cumpleaños en su sillita de ruedas. Cuando me enteraron de esta mala noticia, fue como un jarro de agua fría. Me quedé de piedra porque el día anterior a su fallecimiento, había cumplido cien años y noté que estaba de maravilla. Yo nunca la había visto tan feliz.
Te voy a contar lo que realmente pasó aquel día.
El veintidós de marzo de aquel año, toda la familia se juntó en casa de la abuelita a eso de las dos. No era un día cualquiera: la anciana cumplía cien años y me parecía que estaba bien de salud.
Fue realmente un gran día porque todos los miembros de su familia decidieron reunirse para celebrarlo a lo grande. Eran unos veinte en torno a la gran mesa. Pusieron los cubiertos, los platos, los vasos. Estaban como unas pascuas. Se desprendía de esta reunión de familia un ambiente de mucha alegría.
Era fiesta, se notaba desde la calle. Brindaron por la abuelita, le cantaron la consabida canción, la ayudaron a soplar las velitas, le desearon un sinfín de cosas y disfrutaron del pastel que, según los niños, estaba riquísimo. Bailaron, cantaron, lo pasaron bien poniendo la música muy alta, los niños corrían por todas partes.
Eran las cinco de la tarde cuando decidieron despedirse de la abuelita. Le dieron la mar de besitos, le prometieron el oro y el moro diciéndole que muy pronto volverían a visitarla y que se quedarían más tiempo, que iban a llevarla de viaje y que sí patatín que sí patatán, lo de siempre. Le dieron ánimos a la abuelita que se sintió muy feliz viendo a su familia tan unida, tan atenta y cariñosa para con ella.
Lo que pasó después de esta despedida tan emocionante fue toda una sorpresa y un escándalo a la vez. Después de esta fiesta tan rociada y ruidosa, dejaron a la anciana a solas, en medio de una cocina que estaba patas arriba, a tope de platos y muy sucia. Era un caos total. La mujer a quien tanto cariño le habían demostrado se quedó toda la noche limpiando. Se vio obligada a hacer la limpieza y, pobrecita, acabó muriendo de cansancio en su sillita de ruedas. Una pena, la verdad…
En mi opinión, la familia se fingió cariñosa para con su abuela. El dejarla así limpiando solita es escandaloso y no son cosas que se pueden consentir.
Tenemos que cuidar de nuestros abuelos y hacerlo todo para que no se cansen. En este caso, la familia hizo todo lo contrario. Disfrutó del pastel, bebió a más no poder y a la hora de ordenar la casa, todos se largaron en menos que canta un gallo. Son gente malvada, hipócrita y aprovechada.
‘Fue como un jarro de agua fría’. | ||
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